martes, 31 de marzo de 2009

Recuerda, joven Padawan...

Suspiro, feliz, y por primera vez desde hace mucho tiempo, siento mi alma ligera.
Se mueve junto a mí, dándole fuerza al abrazo que la une a mí.
Una necesidad fisiológica me obliga a separarme de ella, depositando en su frente un suave beso cuando por fin consigo salir de su abrazo sin despertarla, y poniéndome una camiseta y una braguita por el camino hacia la puerta.
Cuando salgo del baño, al verla en mi propia cama, con una fina sábana cubriendo su divina desnudez...dios, me deja sin palabras.
Decido sentarme a su lado y observarla dormir, buscando una palabra que describa lo que siento a su lado. Y cuando la veo abrazar mi almohada , me viene directamente a la cabeza.
Libertad.
Con ella soy libre.
Para ser quién soy y vivir sin ocultar nada de mí, para amarla. Para romper todas esas cadenas que la sociedad me ha impuesto.
Sí, ella es mi libertad.
Y mi libertad se despierta, regalándome una sonrisa cuando me ve observarla, agarrándome del borde de mi camiseta y acercándome a ella.
Y justo cuando nuestros labios vuelven a unirse, vuelvo a ser consciente de la suerte que tengo de haberla encontrado.
- Te quiero -le susurro al oído.
- Lo sé -me responde, obligándome a sonreír.
Suspiro, feliz, dejando que el deseo se apodere de mi consciencia, liberándome aún más.
Dios...me encanta.

No hay comentarios: