domingo, 25 de diciembre de 2011

Felices fiestas

Navidad.
Felices fiestas.
Feliz año nuevo.
¿Qué es lo primero que se os viene a la cabeza con estas palabras?
Navidad.
Felices fiestas.
Feliz año nuevo.
A mí se me vienen imágenes en familia, la cercana y la viajera; de amigas y amigos y, bueno, también de exámenes que vienen. Perdonarme por ello, la época se acerca.
Pero no quiero hablaros de mis estudios (van bien, gracias por preocuparos). Es más, no quiero hablaros tampoco de navidad. Ya nos bombardean por todas partes con canciones, películas e imágenes navideñas que parecen que nos obligan a ser felices estas fiestas.
A ver, tampoco quiero que penséis que lo que os voy a decir es que, este año, para marcar la diferencia, me voy a coger una depresión de caballo e ir con un palo pegando a todo el que me felicite las fiestas.
Lo que quiero que hagáis es que reflexionéis sobre lo que significa para vosotros la navidad. ¿También incluye familia y amigos? ¿Incluye reunirse con aquellos a quien quieres? ¿Y regalos?
Oh, cuando era peque claro que mi visión de la navidad incluía regalos, y ay de aquél que me dijera que ese año no había. Pero de peques somos así. Regalos significa juguetes y diversión. ¿Y ahora? Ahora dicen que estamos en crisis y nos acribillan a imágenes de árboles de navidad atiborrados de regalos. Y me choca.
Con este texto, lo que vengo a decir, es que, este año, en mi carta a los reyes, sólo pido una cosa. Amor y respeto.
Así que, si queréis regalarme algo, envolved un abrazo y un beso con papel y un lazo y regaládmelo. Pero sólo si lo sentís; si es obligado, no lo quiero.
Felices fiestas y próspero año nuevo.